Viaje en Esencia 

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MELODÍA Y COLOR QUE EMANAMOS EN AMOR

Hace algunos años atrás, pude descubrir algo realmente precioso y fue nuevamente en una salida fuera de mi cuerpo. Lo que experimenté esta vez fue bellísimo, a tal grado que no cabía en mí de lo que mis ojos veían. En esta oportunidad no estaba sola, bueno la verdad es que en ninguna de mis salidas fuera del cuerpo he estado sola, siempre han estado los ángeles, ya sea dejándose ver o haciendo sentir su presencia y eso sí que se puede percibir claramente estando en ese estado del espíritu, más aún cuando es la presencia de un ángel.

Pero, en esta ocasión estaba junto a un amigo muy querido para mí. Yo, jamás imaginé que nosotros como seres espirituales produjésemos música, sí, melodías preciosas. Estába esa mañana, una vez más meditando temprano y oyendo música de Vangelis de fondo, pues ya había descubierto hace varios años que esta música me facilitaba la relajación. Cerré mis ojos y me dejé llevar por la música hasta que me dormí.

Al ir saliendo de mi cuerpo en total conciencia, a medida que me iba elevando lentamente sentí que mi amigo estaba junto a mi también en espíritu, reconocí su esencia que ya me era familiar, una energía rica y pura conocida, pero no fue esto lo que llamó mi atención, eso no era lo nuevo para mi, porque lo venía experimentando por años ya, lo nuevo para mí fue el descubrir con mi vista espiritual lo que producimos cuando estamos junto a un ser por el que sentimos mucho amor, es que es una cosa difícil de explicar con palabras, pero haré el esfuerzo.

Al momento de quedarme dormida, sabía ya que mi amigo estaba allí, esperádome fuera del cuerpo, percibí su energía, entonces me desdoblé más confiada aún. Al estar ya fuera del cuerpo, solo lo reafirmé al verlo y me sonrió divertido, creo que por mi expresión y fascinación al ver lo que, por lo visto, ya para él era conocido, solo que esta vez me lo estaba enseñando a ver a mi.

Luego de ver su rostro sonriente y como si él me lo comunicara con algún sentido que no pude definir, su mente quizás, voltéo mi rostro y observo hacia la pared junto a mi cama y... ¡OOOH! Fue mi exclamación de emoción maravillada al ver que, de ambos emanaban decenas y decenas de pequeñas partículas luminosas de fluorescente colorido, pero de colores vivos muy diferentes a los colores que conocemos aquí, estas partículas eran pequeñitas y de diversas formas unas como puntitos, otras como líneas, otras de formas que no sé definir y a medida que íbamos emanándolas, estas partículas como en un desfile de danza sin fin se desaparecían al chocar en el muro de la habitación, muy parecido a como ocurre con las burbujas del jabón. Era precioso, era poder ver nuestra propia melodía de color y danza en amor.

Al ver estas pequeñas partículas, fue inevitable asimilarlas al instante a las que conocemos aquí en la Tierra como las "notas musicales" y me dije a mí misma en ese instante que quizás en el pasado algún músico o quien dibujó por primera vez las partituras y las notas musicales, quién sabe si esta persona lo habrá traido de algún "viaje en esencia" Estuve por largo tiempo boquiabierta disfrutando de esta hermosa danza y mi amigo disfrutaba de solo ver mi rostro, creo que debo haber tenido una cara muy divertida por mi asombro, mismo asombro que me hizo volver rapidamente a mi cuerpo y con estas emocionadas palabras "¡Que lindooooo!" y ¡Glup! - dentro del envase otra vez - Ya despierta y luego de unos minutos sentí que se alejaba la presencia de mi amigo y mientras con mis ojos aún cerrados repasé unas cuantas veces las imágenes de la visión y luego tomé mi cuaderno de notas y lo registré con todo detalle.

Durante los años que viví en Iquique, en algunas de mis primeras salidas en esencia también experimenté cosas fuera de mi cuerpo relacionadas con la música, como la experiencia que relato en páginas anteriores sobre Saturno. En estas salidas, en varias ocasiones pude oír música de fondo mientras me elevaba por el cielo azul-negro profundo y estrellado o incluso sin ir más lejos que sobre el techo de mi casa o en mi habitación . Mientras me he ido desprendiendo del ropaje físico de la carne, he oído melodías bellísimas y que reconozco porque han sido compuestas en la Tierra - bueno es lo que se cree, aunque hoy personalmente más bien me inclino a sentir que estos genios de la música han traido estas melodías desde "fuera", de sus "sueños", esos que tenemos a diario - melodías como por ejemplo de Vangelis u otras melodías de esas que usamos para meditar, como de Tai Chi. Sin embargo, he oído melodías de notas muy profundas y otras que suenan como si fueran cientos de campanillas de cristal, preciosos sonidos y estas sí que solo las he oído fuera del cuerpo, músicas que por lo menos aún no he podido encontrar en la Tierra. No creo, más bien soy una convencida de que cada una de estas melodías bellísimas que en nuestro planeta oímos y que nos transmiten buenos sentimientos, paz, armonía y amor y que elevan nuestra frecuencia vibratoria están grabadas en el cosmos, para todos aquellos que las quieran oír y que es por esto que las podemos oír cuando estamos en "sintonía"con el cosmos, cuando estamos fuera de nuestro cuerpo, en espíritu, pues en muchas oportunidades las he podido oír. Solo debemos aventurarnos y disfrutar del concierto que emana nuestra esencia en sintonía con el cosmos.

CRISTALES VIVOS

En el período en que nos trasladamos con mi familia a vivir en la cuarta región, me tomé el tiempo para encontrar una casa pequeña para poder instalarme junto a mi hija en ese lugar del campo. Encontramos una cabaña pequeña pero confortable en un lugar muy tranquilo. Hicimos junto a mi hija, de esta casita entonces un hogar y un ambiente grato. Fue un período muy tranquilo de nuestras vidas y el cual aproveché para seguir pacticando todo lo que el cielo me permitía aprender. Fue así entonces que, en esos días de relativa tranquilidad y armonía, tiempos que aprovechaba a concho, pude experimentar salidas del cuerpo ya a distancias más alejadas de la Tierra.

Fue en una de aquellas salidas en que, sintiendo la presencia del ángel y que además tomaba mi mano nuevamente fui elevada a los cielos y a gran velocidad, esta vez podía ver a mi alrededor. A lo que sentí una distancia ya muy considerable del planeta, nos detuvimos al llegar a un lugar precioso. Había allí muchos objetos de cristal translúcido que me emitían sentimientos, ¡sí!, podía sentir sus emisiones de amor hacia mi espíritu que las recepcionaba muy bien.

El lugar irradiaba luz y todos los cristales tenían vida propia y sentimientos propios. Esto que veían mis ojos era increíble, un espectáculo bellísimo. Fui interrupida en mi casi himnótico asombro por la voz del ángel que me comezó a hablar y a mostrar unos grandes asientos con brazos y que también eran de cristal vivo, eran muchos, y de lo cual me iba explicando que si uno se sentaba en estos sillones de cristal, estos adquirían nuestro sentir y nuestros propios colores. Esto lo encontré maravilloso, fascinante y no aguanté y actué como lo haría cualquier "niño" ¿A veeer? Jajaja.... y tuve que "tocar" y para mi mayor asombro, uno de los sillones que rocé con mi mano se unió a mi ser, cómo explicar que ese cristal vivo me sentía y cobraba más vida y adquiría mis colores, es que esto era alusinante, era genial, increíble.

Pero, algo nuevo llamó aún más mi atención de este precioso lugar y es que a mi costado izquierdo sentí que algo me llamaba, pero era un llamado en mi espíritu y volteé a mirar qué era, y me invadió una alegría inmensa al sentir que había allí un pequeño conglomerado de cristales que me estaban dando una bienvenida al lugar. Este pequeño conjunto de cristales era muy similar a la fotografía que expongo más delante, era como un arbustillo.

Y, lo curioso es que estos cristales me hacían reir mucho, pues me transmitían felicidad y alegría, fue tanta mi risa que más que risa ya fueron carcajadas y volví instantáneamente al cuerpo y aún ya despierta no podía parar de reír.

Tardé casi una hora para dejar de reir porque cada vez que repasaba esta salida en mi mente volvía a sentir la energía rica de alegría de esos cristalitos llenos de vida y felicidad. Y, mientras lo escribía en mi cuaderno de notas, cada cierto rato debía parar porque volvía la sensación de risa contagiosa debiendo respirar profundo para poder continuar. Cada vez que pasé por este tipo de experiencias en una salida y tenía la oportunidad de comentárselo a mi amigo Claudio lo hacía y en varias ocasiones me terminaba preguntando él...

¿Y, dónde crees que estuviste? Me gustaba comentárselo a él porque, siempre daba una pequeña pista si estábamos "atentos" para que descubriéramos "verdades" de nuestras experiencias que nos servirían en el caminar de esta nueva etapa de la vida. Claro está que, solo nos podía alumbrar sobre cosas que el cielo le permitía, el resto era tarea personal nuestra, sobre todo la interpretación de nuestras visiones y sueños vivenciales porque para cada espíritu Dios se comunica con un lenguaje especial y único.

Los cristales eran muy parecidos a los de la imagen siguiente:


En el transcurso de aquellos meses, experimenté constántemente salidas del cuerpo, llegando en un período a notar que esto estaba ocurriendo de tres a cuatro veces por semana, fue un período intenso de instrucción. Incluso, recuerdo que una vez, por estos mismos días, mi amigo Claudio me preguntó sobre este tema, y me dijo: "¿Cuántas veces por semana te estás saliendo?"

A lo que respondí: "Unas tres a cuatro veces por semana" Entonces, me miró pensativo.. y sonriendo con un brillo especial ya conocido en sus ojos, me dijo: "Mmm.. tú estás con un pie allá arriba y el otro acá abajo" Entendí al instante lo que me decía, y era como lo sentía desde hace algunos años, él solo lo reafirmaba, pues así era, asumir que vives en dos dimensiones, "vivir en una cuarta y quinta" como dicen los ángeles. Estando en esta que es una realidad ilusoria en donde todo lo "creemos" real y a la vez concientes de poder entrar y salir de las otras que sí son reales, debemos aprender a entrar despiertos y saber volver con todo el recuerdo de lo visto y oído, pues suele ser muy útil y fundamental para manejarnos cada día con menos errores en esta "irrealidad real" para nosotros.

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LA CIUDAD DE CRISTAL

En aquellos días de bastante instrucción por parte de los ángeles, una mañana luego de desayunar y leer un momento, me dio frío y me abrigué y no tardé en dormirme. Nuevamente jalada de un brazo sentí el vuelo de mi espíritu, esta vez íbamos muy rápido, pero no tuve temor pues me sabía en buenas y celestiales manos, así es que me dejé llevar y mi pregunta interna fue ¿Dónde vamos esta vez? - pura curiosidad, pero hice muy bajito la pregunta en mi pensar, aunque sé que igual me oyeron jaja.

Sentí que no parábamos nunca y por esto pude percibir que íbamos más lejos esta vez. Todo lo que veía a mi alrededor eran rayas, sobre todo luego de pasar por el cielo azul-negro profundo y estrellado, solo veía rayas de luz de las estrellas que iba quedando tras de nosotros. Hasta que me asaltó un pensamiento, fue una pregunta y fue esta: "¿Y si esta vez no regreso?" ¡Ups!

Sentí que comenzamos a menguar la velocidad de desplazamiento y ahí noté algo inmenso ante nosotros, de hecho era tan grande que traté de abarcarlo con mi visión y no pude, sencillamente porque no vi sus límites o fin o contorno, nada de eso. Esta inmensidad era luz, toda y totalmente luz y mis ojos casi se me salieron de la órbita por la impresión, es que era la luz más hermosa que he visto. Pero, de pronto pedí detenernos porque algo entorpecía mi avance hacia esa maravillosa luz, algo opaco que serpenteaba muy cerca de mí y no podía definir qué era aquello molesto que me hacía frenar y que me dio temor, porque como que se interponía y culebreaba en una danza loca. ¡Uf! - me dije - ¡Voy a volver mejor, no sé qué es eso, pero no me gusta!

Y, así con solo pesansarlo y desearlo el ángel me regreso al cuerpo. Por supuesto que, como siempre lo agradecí al cielo y ya despierta lo escribí en mi cuaderno. Estuve todo ese santo día reflexionando y tratando de averiguar qué había sido esa cosa que me impedía llegar y entrar a ese "cielo de luz"

Al día siguiente, experimenté lo mismo, tal cual. Pero, esta vez osé llegar más allá, total me sentía protegida por tal ser espiritual poderoso, ese ángel que ya era mi compañero de tantos viajes, mi protector y mi buen amigo, sí, mi querido Irenko. ¿A qué podía temer entonces?

¡Sigamos adelante! El ángel siempre en silencio y sin soltar mi mano dejaba que yo sola, en mi pensar, me enfrentara a mis temores y así me aprendiera a defender. Bien - pensé - eso es muy sensato.

Fue entonces que, otra vez veo esa "cosa larga y serpenteante" apareció justo cuando íbamos llegando a la luz. "¡Mm... qué raro - pensé - otra vez... mm... tendré que ignorarlo no más, si no, no llegaré a ninguna parte así pues! Ahí, justo en ese pensar y que el ángel leyó en mí, comenzamos a avanzar con nueva velocidad ya para adentrarnos en esa inmensida de luz. La cosa serpenteante seguía delante de mí pero no me molestaba en nada, era un "algo plomizo" inofensivo. Pero, esta ves había algo nuevo que sí me tocaba y me provocaba una sensación extraña en todo el espíritu, era raro ya que se me hacía conocido y de lo cual relataré más adelante. Sucede que, al ir entrando a esa inmensa luz, sentí millones de clavaditas en mi ser, lo cual comprendí que era energía, no sé cómo se mide la energía de este tipo, pero podría decir que era energía por toneladas clavando en mi ser. La sensación es como si un imán gigante te atrae, es como cuando pones en tu mano un cepillito de esos con los que sacamos las pelusas de la ropa, y palpas sus pelillos finos, una sensacion de miles de finas y suaves agujillas. Bueno pues, esto sí fue fuerte en sensación y me hizo regresar al cuerpo y, mientras venía regresando supe la respuesta de lo que era realmente la cosa serpenteante y esto hizo que largara una carcajada y sentirme como en las caricaturas animadas, "me puse con orejas de burro" mentalmente y me reí de mí misma, ¿Cómo había sido tan mensa y había olvidado aquello? Al día siguiente, solo lo confirmé.

Al tercer día, seguido de estas salidas me enconté con Claudio y en privado le comenté sobre estas cosas vividas y nuevamente me hace la pregunta:

"¿Y, dónde sientes que fuiste?"

Sin dudarlo le respondí:

"¡Siento que fui a la Ciudad de Cristal!"

Me miró y sonrió feliz, y ahí estaba nuevamente ese brillito misterioso en sus ojos y luego de un instante con su cabeza y su mirada asintió afirmativamente. Luego me dijo:

"¡Oye... pero no te vayas a ir ok?"

Por supuesto hoy sé que, esto último que me dijo dentro de la broma, encerraba un mensaje, porque así es él, nunca nos dice algo solo porque sí y con los años solo lo he ido comprobando.


Ese mismo día por la mañana, una tercera vez como dije, me pasó lo mismo que los dos días anteriores. Así es que, ahí pude comprobar que lo que me había hecho sentir recelosa, la "cosa serpenteante" era nada más y nada menos que mi propia cuerda de plata. Entendí entonces que, la luz viva y plateada que emite esta cuerda mientras estamos vivos y aun conectados a nuestro cuerpo físico no es nada en cuanto a luminosidad, es opaca en comparación con la luz de esa ciudad maravillosa vista de fondo, la Ciudad de Cristal. Comprendí que cualquier luz que conocemos aquí en la Tierra, por gran magnitud que le podamos medir jamás se comparará con la real luz, la luz que irradian este y otros lugares preciosos. Y, ahora podría decir que comprendo lo que en un mensaje los ángeles nos dijeron que la luz que conocíamos aquí y por más intensa y luminosa que la viéramos siempre sería opaca ante la preciosa luz de nuestro Señor JesuCristo.

LA ENERGÍA PURA QUE BAJA DEL CIELO

Como antes mencioné, hay un tema particularmente interesante, pues es del interés de muchos y tiene que ver con ciertas "energías puras" que nos están llegando desde el cosmos. Y, de ello quiero tratar en este capítulo, ya que nos atañe a todos los que queremos mantenernos en armonía y tranquilidad que tanto cuesta a veces, sobre todo cuando se vive en un lugar donde estamos constántemente bombardeados de malas noticias y situaciones de conflicto en nuestro entorno. Por supuesto que, uno será dueño de hacer los cambios necesarios para decidir cómo hacer nuestro nuevo ambiente grato y en paz y además estar preparados a recibir estas nuevas energías puras aprovechándolas ahora y no dejándolas pasar.

A lo largo de todos estos años, en estas salidas en compañía de los ángeles, pude descubrir entre otras cosas que, en el transcurso de un año hay períodos de mayor intensidad de energía que, por lo que ahora puedo comprender, luego de aquella vez que percibí con mi esencia, fuera del cuerpo en ese lugar de mucha luz que me fue enseñado por el ángel, aquella rica energía inmensa que me llenaba y atraía como un imán gigante, provenía de allí. Como dije antes, me era algo conocido y claro que sí pues, en muchos de estos viajes en esencia la había sentido pero en variada intensidad, unos días era muy pero muy leve y suave, al punto de sentir en ocasiones una, dos o tres clavaditas por mano y siempre al momento de ir saliendo del cuerpo y estas se mantenían suaves.

En cambio, había otras ocasiones en que llegaba con más intesidad, así como también había días en que no se sentía nada. Desde que descubrí aquello de las energías, decidí poner atención a estas y a sus cambios, primero en el transcurso de una semana, luego del mes y así sucesivamente en adelante y también lo comencé a apuntar en mi cuaderno. Con ello quise llevar un registro de estas energías y estudiar así si había una constante, pero lamentáblemente no hacía estos viajes en esencia a diario concientemente como ya expliqué antes, aún así me sirvió para saber que sí había una variación. Así es que, cuando sabía que esa mañana estaba llegando esta energía por montones solo me dedicaba a meditar y a recibirla con mis palmas al cielo.

Fue así que, también comprendí el por qué cada vez que oraba al cielo con mis palmas abiertas mientras estaba despierta y en mi cuerpo físico podía percibir estas energías más sutilmente, así como un muy suave hormigueo y calor nada más. Pero, esto era muy distinto fuera del cuerpo y en esencia, allí fuera del envoltorio es todo más claro y nítido. Como anécdota, recuerdo que en una oportunidad Claudio nos habló sobre los llamados "mudras" que son ciertos movimientos de las manos y los cuales podemos practicar para canalizar estas puras energías hacia ciertos centros de nuestro cuerpo, ya sea física o espiritualmente. Eso me encantó, me pareció genial que pudiésemos canalizar estas ricas energías a diferentes partes de nuestros cuerpos y así alimentar de estas energías nuestro espíritu y por qué no decirlo, quizás también despertar la genética dormida que poseemos como herencia. Así es que, "¡qué me dijeron a mí pues!" Comencé entonces, a practicar un día cualquiera y el resultado fue grandioso.

Una mañana me salí del cuerpo y como no me estaba elevando con rapidez, más bien floté sobre mi cuerpo por unos instantes, lo que me permitió notar que esa mañana estaban llegando estas energías y a modo de juego probé a hacer estos mudras fuera del cuerpo y comprobé lo tan efectivos que son. Para comenzar, uní mi dedo meñique con el índice y lo hice en ambas manos por separado, y maravilla de maravillas, ¡la energía solita se canalizó hacia mi cabeza! Woow!... - fue mi única expresión - y continué con el paso siguiente, uní el dedo meñique con mi dedo medio y ¡chan! Esta vez la energía se dirigió a mi corazón y me hizo dar hasta un sobresalto astral... Seguí con la prática y con los dedos siguientes y la energía se canalizó hacia las extremidades. Es que esto era realmente maravilloso. Me pregunté ¿cómo no supe desde mi adolescencia sobre estas cosas? Esto era genial, fantástico. Aunque sabía la respuesta, pero uno igual se lamenta a veces.

Bueno y, luego de esta práctica casi como en juego de niño curioso volví feliz y satisfecha a mi cuerpo. Y, reflexioné sobre cómo estas enseñanzas que nos llegan de oriente tienen su origen en una verdad y su razón de ser. Pienso que de todo debemos saber sacar lo que nos sirve y qué no nos sirve y es solo un adorno innecesario que solo confunde el aprendizaje. Es por ello que, más bien debemos escudriñar la verdad porque muchas veces estará enfrente de nuestra nariz y no nos daremos cuenta si no estamos realmente despiertos.

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EL ARREBATAMIENTO

Desde que comencé a escudriñar las escrituras, siempre me pregunté qué sería aquello del "arrebatamiento" que tanto menciona la Biblia. Por lo que había leído sabía que era una especie de "llamado" de Dios en que tu espíritu es retirado del cuerpo y es llevado al lugar de su origen y que es junto a Dios. Más tarde, se nos habló un poco más del tema y como que ahí comencé a tener un concepto más claro, pero tampoco que digamos ¡Wow... que claro que lo tengo!

Durante estos últimos diez años y en compañías celestiales, tampoco puedo decir que ha sido todo fácil y todo recibido en "bandeja de plata" como se dice, claro que no, por el contrario cada logro tiene su costo, ya sea en sacrificio de algo en nosostros, o de esforzarse y ser constante para lograr aquello que deseamos y no me refiero a nada material, solo hablo de lo espiritual.

No todos entenderán el camino espiritual que optaste a seguir y te cuestionarán hasta tus seres más cercanos y amados, y hasta puede llegar a pasar que lo debas llevar en solitario. También podría pasar que en tu querer compartir a quien amas lo que has aprendido y experimentado, un tesoro tan maravilloso, esto te juegue en contra, es decir, que pueda llegar a ocurrir que la envidia fuera más fuerte que su deseo de aprender, lo que a la larga te hace optar por guardar silencio ante los que más quieres.

O, peor aun, que esos que más amas jamás te logren creer, menos comprender y te den vuelta la espalda y sencillamente porque ellos no han vivido lo que tú, razón por la cual les es muy difícil de creer y más bien pensarán que perdiste uno o unos cuantos tornillos y tuercas. Pero... ¿y quién dijo que este camino es fácil? Por supuesto que no lo es, pero tampoco es un imposible, tiene más ventajas que desventajas.

Por el año 2005 pasé ciertas situaciones difíciles, las cuales no relataré por considerarlas muy personales. Paralelo a esto, seguía experimentando salidas en esencia y fue durante este mismo período en que fueron esos viajes hacia la Ciudad de Cristal que menciono en un capítulo anterior, y estos viajes fueron a mediados de año.

Entendí que, cada vez se iba incrementando la distancia y duración en estas salidas y varias veces a esa ciudad. Y, cada vez que se daba el momento se los relataba a Claudio, por un tema de que él ya había vivido la experiencia pero en mayor grado por supuesto y en varias oportunidades me dijo lo mismo, eso de que... ¡Oye.. pero no te vayas a ir ok? ¡Porque te voy a buscar! Bueno, yo solo me sonreía con su cometario. Pero no puedo negar que sentía en parte un aviso en sus palabras... y me preguntaba ¿qué más sabía él de todo esto que me venía pasando?

Llegó entonces fines del mes de octubre y como una semana completa me sentí vibrar distinto, me noté más sensilble y emotiva. Me sentía muy diferente y en mucha paz interior.Incluso, pensando en los problemas más difíciles vividos, ni siquiera aquello me estremecia una pizca, por el contrario, todo me resbalaba.

Me descubrí varias veces durante esa semana, observando las plantas y las mariposas y cada bichito que volaba o andaba a mi alrededor, me sentí muy meditativa. Fue como un período de contemplación como nunca me había dado. Que raro - me hablaba a mi misma - ¿Por qué me siento así? Me siento como en las nubes todo el día y no me desagrada. La bulla sí me molesta! Así es que me iba a sentar por ahí a contemplar todo lo que podía.

Una mañana, luego de despachar a mi hija al colegio y de desayunar, me volví a la cama y me puse a leer los mensajes de los ángeles y puse música suave. Luego de unos pocos minutos, me dormí. Pero, comencé a salir de mi cuerpo muy conciente y esta vez el tirón al cielo fue demasiado fuerte y me dejé llevar.

Sentí como mi espíritu reía al ir avanzando, pero esta vez era alegría, era gozo y siempre sintiendo y nombrando a Cristo, es que esto era hermoso, cada vez que pensaba su nombre en amor, venía un nuevo y más potente y violento impulso de velocidad. En algún instante, al salir de mi cuerpo en que no pude notar, por la gran velocidad a la que íbamos, había entrado en un conducto maravilloso de luz de todo colorido.

Era este conducto ondulante y translúcido, pues podía ver a través de él las estrellas de fondo y el cielo negro, la luz que cambiaba de color, era como un serpentín que se perdía en la profundidad del espacio, era como un túnel, lo podría asimilar hoy con aquellos "agujeros de gusano" de los que tanto se está hablando en astronomía y de los cuales recién hoy se está aceptando que "podrían" existir. No he encontrado las palabras precisas para describir tal cual fue, y lo que sentí.

Cómo ansío poder describirlo tal cual fue para poder compartirlo y hacer que el corazón de cada persona que está leyendo estas líneas lo pueda sentir también. Sabrían así que lo que llamamos "muerte" no existe, es solo un paso a un hermoso y nuevo nacimiento. Pero, esto seguirá siendo el deseo de mi corazón. He buscado la imagen que más se asimilara al conducto por el que me desplacé en ese viaje y esto es lo único más parecido que encontré:


A medida que voy llegando una vez más a ese inmenso lugar de luz, mi esencia supo que podía quedarse ahí, que la puerta estaba abierta para mí y si quería me quedaba, nadie me habló, ni siquiera el ángel que llevaba del brazo. Solo supe que podía quedarme y entrar en esa gran luz y no regresar a la Tierra.

Cuando sentí esta libertad de decidir, seguí avanzando y ahí en el mismo umbral de este lugar fue que sentí como mi cuerpo físico estaba recibiendo el shock en el corazón del efecto del desprendimiento total, la desconexión, es decir, un paro cardíaco, así de simple. Y, todo esto fue percibido claramente por mi esencia allá arriba, era como estar en los dos lugares a la vez. Sin dolor de ningún tipo, sin sufrimiento, sin nada. Tuve una secua de tiempo para decidir si volvía o me quedaba.

Desde el lugar donde estaba pude ver a distancia la Tierra pero muy pequeñita, y me fue permitido en esa secua ver lo que pasaría en el futuro inmediato si me quedaba allá arriba, sí, todo fue muy claro, muy nítido y pude sentir quienes sufrían mi ausencia con mayor dolor y esta era una sola personita, así es, mi pequeña hija. Ella no soportaría esta ausencia. Ahí, en ese preciso instante fue que decidí volver y todo mi gozo se transformó en llanto, porque sabía que dejaba ese lugar precioso por la felicidad de mi pequeña.

Regresé llorando a mares con mi espíritu y aún sintiendo la reacción post shock cardíaco a mi cuerpo físico, lo que al entrar en mi cuerpo me duró cinco días. Al abrir mis ojos me quise quedar un buen rato ahí, recostada y casi sin movimiento, estaba como una momia petrificada en la cama y sin querer hacer ningún esfuerzo para nada porque creí que mi corazón no lo resistiría. Al cabo de media hora sin moverme, se me comezaron a entumecer las extremidades así es que, decidí que era el momento de levantarse y probar de nuevo el "vehículo" durante todo este rato lloré sin poder parar, eran un sentimiento encontrado, pena junto con alegría y gratitud por lo concedido y así llorando me puse de pie. Me acerqué algo mareada a un espejo y me miré

¡Uy! ¡Qué ojeras! Bueno, cómo no iba a ser así si había estado al borde de la desconexión... de la muerte - reflexioné.

¿Y, ahora qué? - me pregunté - ¿A quién le cuento esto? ¿Alguien me va a creer?

Uf! pero cuántas preguntas venían a mi mente, todo ese día solo pude pensar y revivir una y otra vez esta experiencia y no quería contárselo a nadie, ni siquiera a mi amigo, por lo menos en esos días no. Me tomó tiempo asimilar todo aquello y llegar a la conclusión de que esto solo podía haber sido un llamado de Dios, quizá... ¿un arrebatamiento? Mmm.. pero me daba temor de solo osar pensar en ello, así es que, lo guardé en mi corazón por un tiempo.

Esto me ocurrió el día 2 de noviembre del año 2005 y lo registré con lujo de detalles, es que no podía permitirme olvidar algo, aunque es muy difícil que estas cosas se puedan olvidar.

En mi corazón, luego de vivr esta experiencia, siempre sentí que en algún nuevo mensaje los ángeles no dejarían de referirse en algún instante al tema, porque era obvio que no era algo menor y sin importancia, y así fue, no se hicieron esperar muchos días.

Días más tarde, el 11 de noviembre del 2005 se dio el esperado contacto y mensaje para mí alegría y reafirmación. Los ángeles, aludieron sobre mi experiencia con gran claridad, y como suelen hablarnos y respondernos en un mensaje "encriptado", ¡para quien lo sepa comprender! Y, con las palabras que a continuación transcribo:

"Hacéis del fulgor del nacimiento

en bendición de la cual sois partícipe...

Dejad volar vuestra esencia

dejad volar el conocimiento...

pensáis en la razón del regreso

la esencia de la verdad nace

el cuerpo comienza su reacción

y no ha de ser parte de vosotros

sentís el gozo de un espíritu

nacéis a la verdad por la misma razón...

Pequeños ya sabéis emanar en virtud

vuestro interior entre vosotros..."

Fue todo muy claro para mí. Y, sentí una vez más la alegría que emana en el espíritu a la complicidad y gratitud del secreto que te une más aún con un ángel. En este pequeño trozo del mensaje, ellos englobaban absolútamente todo lo que me había ocurrido, desde el vuelo de la esencia, la observación de una verdad, el nuevo nacimiento desde esa verdad observada, el gozo experimentado, hasta el regreso y finalmente la pregunta que yo misma me había hecho ¿por qué había regresado?. La verdad es que, con lo limitado del vocabulario que algunos poseemos, yo creo que jamás podría haberlo resumido mejor que el ángel en este pequeño pero tan profundo mensaje.

Durante los días antes de que fuera el contacto de confirmación de los ángeles, decidí contárselo a alguien y esa persona fue mi amigo Claudio. Conversamos tranquilamente sobre lo ocurrido y luego de relatarle todo lo vivenciado, lo cual él oyó con mucha atención. Era inevitable sentir que él ya lo sabía todo, pero siempre ha sido muy prudente y reservado, a no ser que uno llegue y a solas se abra con él.

De la cantidad de preguntas que yo me hacía sobre lo ocurrido, habían dos que se me repetían, de las cuales ya intuía la respuesta, sin embargo se las hice en ese instante sin perder tiempo, ya que, desde un tiempo a esta parte ya no era como en los primeros años en que nos conocimos y que podíamos hablar de tantos temas durante horas y a solas pues, se daba la situación, cosa que hoy es muy difícil, por el hecho de que siempre está rodeado de gente, y bueno es comprensible pues el hambre del espíritu por querer saber y alimentarse es insaciable y aprovecharás para absorber de experiencias tan puras como la que vivió nuestro amigo.

Derechamente entonces le pregunté:

Entonces... ¿Lo que me pasó tiene que ver con lo que llaman "arrebatamiento"?

¿Fue eso un arrebatamiento?

Me miró con una sonrisa en los labios y ese conocido brillo en sus ojitos, tan carácteristico en él, esa mirada que pocas veces se encuentra en otro ser humano que realmente comparte sinceramente tu alegría y que te hacen saber de que algo haz comprendido de una verdad y me dijo:

¡Así es... así de sencillo es cuando el Padre llama...es de un momento a otro! - se detuvo y apoyado en el escobillón con que había estado barriendo momentos antes, me observó con mirada nostálgica, como si con mi pregunta le había hecho recordar de su propia vivencia de años antes.

Entonces, insistí en mi pregunta y le dije una vez más:

¿Así es el arrebatamiento?

Como seguía apoyado en el escobillón, me respondió un ¡sí! asintiendo con un movimiento en su cabeza y con un gesto de su rostro.

Solo atiné a concluir con un.

Pero... ¿así de simple es?, ¿sin dolores?, ¿sin nada?, ¿así de sencillo es el llamado?

Volvió a decir:

¡Sí! ¡Así de sencillo es!

Me alegré tanto más por la reafirmación de lo que ya mi espíritu sabía. A quién más que a él podía yo contarle y plantear mis inquietudes, más aún si todavía no tenía la reafirmación de los ángeles, pues esto se lo vine a contar a él cuatro días después de mi experiencia. Pero, aún me faltaba una pregunta y no perdí tiempo y se la hice:

Sabes... hay algo que no tengo muy claro aún y es que no sé... pero en un instante creí que mi regreso podía haber sido por un apego... el apego a mi hija... - y esto me inquietaba un tanto porque podía significar que yo había vuelto por "un apego" el "apego" el famoso lazo de los afectos del que tanto cuesta desprenderse durante la vida en la Tierra y por el que tanto se sufre. Pero, la verdad es que internamente no sentía que era así.

Antes de responderme se puso serio y luego muy categóricamente dijo:

¡No... no regresaste por apego!

Lo miré con cara de interrogación y le dije:

Y... ¿entonces por qué?

¡No volviste por un apego... a eso en el cielo se le llama "moral"! - seguía en tono categórico y buscando la forma de hacerme entender el sentido de lo que me expresaba, con toda claridad

Ahí comprendí lo que me quería decir, y era que mi regreso había sido más por el bien del prójimo, un gesto de amor, pero no ese amor egoísta que se conoce en la Tierra, no, es de ese amor filial, ese amor sublime que solo podemos sentir más fuerte fuera de este envoltorio de carne. Eso no es visto como apego desde el cielo.

Pero sí, cuando lloramos por alguien que perdemos, porque ciertamente no lloramos por la persona, sino que lloramos por nuestro propio egoismo, por como nos vamos a sentir nosotros en adelante por la falta del que se fue, y eso sí que es egoismo, porque si realmente supiéramos en conciencia a dónde se fue nuestro ser amado al partir en el término de su ciclo de existencia, sencillamente lloraríamos de gozo y no de tristeza, hasta celebraríamos por aquel quizás, como algunas culturas hoy en día lo hacen, pues sabríamos que nuestro ser amado ha nacido a la Verdad y ha regresado al origen de su propio espíritu. Pero, estas cosas no se nos enseñan desde pequeños, así es que, crecemos con un concepto muy errado y temeroso sobre lo que es realmente la muerte. Cuando es solo un paso a un nuevo nacimiento, por ende la muerte no ha de existir.

Hay algo que recuerdo de aquel arrebatamiento y es que mientras estuve en ese lugar, en el umbral de esa inmensidad de luz, algo que fue curioso, pues experimenté la sensación de amor tan grande de querer volver a la Tierra y a la vez de quedarme allá arriba, y esto es lo curioso, que mientras estuve en la Tierra solo pensaba en el "cielo" y al estar en el "cielo" ya, te mueve un amor fraterno y solo quieres ayudar. Bueno, al menos eso es lo que sentí.

Lo más hermoso es que, sientes la gran bondad de Dios, que luego de permitirte vivir una experiencia de tal magnitud, más encima te da la libertad de decidir si te quieres quedar o quieres volver, es así de inmenso el amor y la bondad de nuestro Padre Celestial y el cual nosotros, sus pequeñitos no alcanzamos a magnificar.

Hoy, comprendo un poco más que es nacer de la verdad.

Sobre la experiencia que he relatado en este último capítulo de este pequeño libro, quiero compartir que esto se repitió al año siguiente, específicamente el día 12 de septiembre del año 2006. Debo decir que no fue tal cual como la anterior, pero en esa oportunidad pude sentir nuevamente el llamado de Dios, fue igual de intenso y maravilloso. Recuerdo con claridad aún, como era que cada vez que mencionaba el nombre de Dios con todo mi ser, la velocidad de mi vuelo aumentaba fuertemente, era verdaderos "jalones" de los cuales pude sentir cuatro realmente potentes. Y, la verdad es que esta vez regresé y por la misma razón.

Para terminar solo quiero decir que, lo que importa es no dejar jamás de lado las cosas que atañen al espíritu, ni la oración, ni la práctica pues así las puertas del cielo siempre estarán abiertas para cada uno de nosotros. No dejemos de estar atentos, ni despiertos jamás pues nuestro Padre Celestial en cualquier momento llama, y quizás sea cuando menos lo pensemos.

"Se ha servido una mesa con alimentos de exquisito aroma y sabor para todos aquellos que deseen sentarse a cenar."

Y, con esto me refiero a las páginas en que hemos vertido cada uno de los mensajes entregados por los ángeles, los cuales se han recibido durante estos diez años.

Solo me queda por decir... Bendiciones... y buen viaje....

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Todas las imágenes que he utilizado para este texto han sido sacadas de la web....

Paola Yáñez Zepeda

Viaje en Esencia

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