Viaje en Esencia 

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LA CUERDA DE PLATA

"Antes que se quite la cuerda de plata, y se quebrante el tazón de oro, y se quiebre el jarro junto al manantial, y haya sido quebrantada la rueda para la cisterna: Entonces el polvo vuelve a la tierra justamente como sucedía que era y el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio."

Eclesiastés cap: 12: 6-7

La Biblia, menciona de esta hermosa poética forma el proceso por el que pasa el espíritu al momento de la muerte de nuestro cuerpo físico. Y, esto es muy real, es por esta razón que se le menciona así, como la "cuerda de plata".

En el período más intenso de instrucción recibida ahora por parte de los ángeles, pude ver y meditar sobre muchos lugares, imágenes y situaciones vivenciales, tanto del pasado como del presente y futuro. Pude tomar nota de cada una de aquellas, por ello conservo las imágenes tan nítidas en la memoria.

En uno de estos viajes en esencia, pude ver por primera vez la llamada "cuerda de plata" y descubrir por qué se refería así la Biblia a este tema, es que no puedo ahora imaginar otro nombre más acertado que ese.

Recuerdo que salí de mi cuerpo físico jalada desde mi brazo derecho, sintiendo algo ya conocido para mí a esa altura del tiempo de instrucción. Y es que, es muy agradable la sensación de ser tocado por un ángel, se siente una suavidad inconfundible en los brazos del alma y espíritu, lo puedo comparar a lo que sientes cuando sacas la mano por la ventana abierta de un auto que va a velocidad. Esa misma suavidad que provoca el poner la mano en contra del viento, pero que abarca también casi hasta el codo, ya que estos ángeles miden como tres metros y por ello sus manos son algo más grandecitas. Pero, que maravillosa y agradable sensación, te elevas y vas tan seguro, en semejante compañía solo nace dejarse llevar y querer.

Fue por la mañana temprano, luego de leer algo de la Biblia. Me desdoblé y me comencé a elevar y siempre jalada del brazo derecho. Atravesamos el techo, y luego comencé a ver los techos de las casa vecinas como se iban empequeñeciendo al ir elevándome cada vez más alto. Seguí observando, esta vez solo hacia arriba, se notaba la claridad del día mientras estuve fuera del cuerpo también. Pude ver cada vez más cerca de mí las nubes.

Cuando noté, a no muy corta distancia, algo brillante que serpenteaba y que se perdía entre el espesor de las nubes. Obviamente, no quité la vista de esta cosa que se movía como vibrante de vida y me puse en estado de alerta. La comienzo a recorrer detenidamente con la vista esta cuerda plateada, a medida que voy recorriendo con mi vista, me sobresalté muchísimo, más aun porque noté que estaba más cerca de mi de lo que deseaba. Cuando llegué al metro de distancia y desde allí sigo recorriendo con mi vista hasta mi propio cuerpo esta cosa extraña y brillante, me doy cuenta que, está conectada a mí misma, a la altura de mi vientre.

Sencillamente sorprendente. Me sonreí en el alma al percibir que estaba viendo mi propia cuerda de plata, ¡sí!, era el famoso "cordón de plata" del que había leído alguna vez. Me tranquilicé muchísimo y hasta me reí de mi misma, por haberme puesto en guardia de algo que era parte de mí misma - lo recuerdo y me provoca risa otra vez-. Pasé de la cautela a la total atención de lo que se me estaba mostrando; estudié cada detalle de lo que estaba viendo. Era maravilloso, de unos veinte cm de diámetro, chisporroteaba minúsculos destellos luminosos de todos colores a tal frecuencia vibratoria que, al observar el conjunto era ver un color plata brillante, luminoso y vivo. Hermoso, sencillamente hermoso.

Esa mañana descubrí también, que esta cuerda salía de mí y se perdía entre las nubes, claro, eso era, era la "cuerda de plata", la conexión preciosa que nos une a la esencia que permanece allá en el cielo, junto a Dios, cual cordón umbilical une al bebe con su madre que lo nutre. Una verdadera maravilla. Regresé aquella mañana a mi cuerpo, desbordando de emoción y muy agradecida al cielo por tan hermosa enseñanza.

Y ya que estoy en este tema apasionante, no puedo dejar de relatar otra anécdota similar e igual de interesante.

Una tarde, luego de almorzar quise tomar una siesta pues me sentía algo adormecida y ya, desde hacía algún tiempo que, notaba que cada vez que me iban a ocurrir estos viajes en el espíritu, instantes antes sentía un agradable adormecimiento, como un arrobamiento, y esta vez obviamente no dejaría de atender este estado de somnolencia pues, estos estados ya se habían transformado para mi en "llamados del cielo". Estaba segura que vendría una nueva instrucción, algo nuevamente hermoso y celestial.

Me recosté de la manera más cómoda posible. Como ya hacía tiempo descubriera cual era la mejor postura para mi a la hora de experimentar estas salidas en esencia. Era una tarde agradable y cálida, así es que, disfruté dedicando unos minutos a la meditación, que no alcanzaron a ser muchos minutos porque mi cuerpo físico se relajó y durmió, entonces mi espíritu en total conciencia se comenzó a elevar a gran velocidad, nuevamente jalada pero, esta vez por ambos brazos. ¡Uy! - pensé - esta vez parece que iremos lejos!

Es que este viaje sí era potente, tanto en velocidad y distancia.

Fue muy intenso aquello y no solo por lo visto, sino que, por lo oído. Sentí la poderosa compañía de estos seres espirituales, estos ángeles sabían muy bien lo que debían mostrarme. Nos desplazamos siempre a gran velocidad y esto se puede percibir en los oídos. Pasamos de ver la claridad de aquella tarde sobre mi ciudad, luego más arriba, ya la claridad de la tarde en aquel hemisferio de la tierra hasta perdernos en la profundidad de un cielo poblado de millones de pequeños puntitos de luz. Esto lo pude notar luego de que nos detuvimos. Ahí, flotando boquiabierta en el espacio pude recién observar mejor y con todos mis sentidos para no perder ningún detalle.

Lejos, - muy lejos para mi gusto- se encontraba la Tierra, mí planeta querido. Debimos haber estado bien lejos pues, se veía del porte de una pelota de pool y lo más hermoso es que la rodeaba un halo color celeste turquesa que destacaba en ese fondo azul casi negro del espacio profundo. Me emocioné muchísimo de poder observar toda esta maravilla y solo agradecí sin palabras. Pero, había algo más ahí que era aún más nuevo para mí. A tan solo un centímetro de separación, visto desde mi ángulo de visión, había otra esfera y era similar a nuestro planeta, pero solo que esta era etérea, sí, de un color blanco fluorescente, y del mismo diámetro de la Tierra. Era como su gemela ¿su espíritu quizás? No sé, pero me enterneció y apenó mucho ver esta escena, y fue por saber todo el daño inmenso que le hemos hecho a este inmenso ser vivo.

Sí, sentí tristeza al recordar todo lo mal que la hemos tratado y más pena sentí al ver que, este inmenso ser vivo puede tener también su propio espíritu, y ¿quién sabe si ha de sentir y llorar tanto como nosotros? Me pareció que se están aproximando cada vez más. Esto me llamó mucho la atención porque sentía que por alguna razón importante me lo estaban mostrando y quería entender y retenerlo todo, quería ser una buena alumna ante los ángeles y por supuesto ante Dios, pues era muy claro para mí que era él quien estaba permitiendo que se me enseñaran estas cosas.

En cierto momento, mientras observaba esta preciosura uno de los ángeles habló, Irenko. Por razones estrictamente personales no transcribiré aquí sus palabras pues, solo competen a mi espíritu. Sí puedo decir que, no se dirigió a mí, sino a nuestro Padre Celestial, y que por razones que hoy comprendo se me permitió oír estas bellas palabras.

Luego de ver y oír estas cosas, comenzó el regreso, lo cual no fue la experiencia más agradable por dos razones, la primera es que no quería regresar, solo quería estar pegada a estos ángeles como una pequeña "ventosa", pero sabía internamente que debía regresar y la segunda razón porque al llevar poco tiempo de manejar esto de viajar en esencia uno no percibe muy bien qué es arriba y qué es abajo y cuándo es abajo, para regresar a tu propio cuerpo a veces es vertiginoso y es una sensación demasiado fuerte de caída libre, es decír, un vértigo colosal, y se comprenderá entonces que, al percibirse a miles de kilómetros de tu cuerpo físico vivo y que volverás a él en menos tiempo que la velocidad de la luz, y que en tu pensamiento podrás percibir este desplazamiento ¡uuuy!, solo te queda encomendarte a Dios y que todo salga bien.

Lo importante es que, no debemos temer, más aun sabiéndonos en celestial compañía. Terminarás entregándote con toda tu confianza y volverás a la normalidad que conoces, abriendo los ojos en tu cuerpo físico, pero con el recuerdo fresco y vívido de todo lo experimentado, para luego tomar el cuaderno de notas que guardas en tu velador y escribir con lujo de detalles toda la experiencia.

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VIAJE AL MAR DEL SUR

Siempre, desde muy pequeña he sentido simpatía por todo lo natural relacionado al mar. Debe ser porque, desde antes de dar nuestros primeros pasos junto a mis hermanos, primero nos tiraron al agua a nadar jajaja, nuestro padre siendo amante del mar y buzo profesional nos largaba al agua intentando enseñarnos a nadar antes que aprender a caminar. Y, por supuesto sumado a esto el que pasáramos todos los veranos acampando en la costa sur de mi ciudad. Sí, amo el mar, ¡y cómo no! viviendo en un país costero de punta a cabo.

Desde pequeños aprendimos a convivir con diferentes especies marinas, como lobos marinos, chungungos, aves de varios tipos, lagartijas, pudimos en muchas ocasiones ver a cortas distancias delfines y ballenas, eso para mi era como un premio. Disfrutaba intentando descubrir donde saltaría el próximo chorro de agua que lanzarían las ballenas en su desplazamiento bajo el agua y me emocionaba mucho cuando lograba ver que esto ocurría y así poder seguirles la pista desde la orilla de la playa o en un bote.

Era hermoso poder ver este espectáculo y saber que aún quedaban ballenas vivas. Para qué decir cuando lograbas camuflarte entre las rocas y descubrir a algún chungungo flotar de espaldas a la hora de su merienda, era realmente un placer poder disfrutar estas escenas rogando que no se terminara nunca. O, ver a los delfines acompañando a las embarcaciones de pesca en que, a veces salíamos, era como un juego para estos animalitos el nadar a gran velocidad junto a la lancha.

Todo esto lo vivimos en nuestra infancia y parte de nuestra juventud. Bueno, más tarde en la vida, los roles que cumplimos nos alejan de estas cosas. Pero, estas aventuras se extrañan cuando creciste con ellas.

Por motivos de trabajo, ya no salíamos mucho a acampar. Pero, para mí personalmente no solo era eso, sentía que faltaba mi padre, él motivaba todos estos paseos de campamento y nos contagiaba con su espíritu de "lobo marino".

En esos días en que tenía tiempo libre de descanso, dedicaba las mañanas a meditar. Ya, tiempo atrás como dije había descubierto que, por las mañanas muy temprano eran las mejores horas para realizar estos trabajos espirituales. Me levantaba a las 06:30 a preparar el desayuno a mi pequeña hija y luego de que ella se iba al colegio, yo desayunaba en la cama. Después leía la biblia o algún otro libro de temas espirituales, o algún mensaje de los ángeles para intentar descifrar. Luego de un rato de lectura lograba un estado de relajación física y mental tan profunda que debía dejar el libro en el velador para que no se me cayera en la cara y me sobresaltara perdiendo así el estado de relajación.

Una de esas mañanas, luego de dejar que cayera el libro sobre la cama cerré mis ojos y recordé los días bellos de la infancia en la playa sintiendo profunda nostalgia, creo que alguna lágrima corrió por mi mejilla y pronto me dormí. Mi cuerpo físico se durmió y mi espíritu fue nuevamente jalado por el brazo derecho. Esta vez tampoco me imaginaba dónde me llevarían. Solo sentí el vuelo del desplazamiento, esta vez a ciegas. Hasta que de pronto me siento flotar, ya no estoy en el aire, estoy dentro de otro medio extraño pero conocido. Estaba en un medio líquido, se sentía extraño y algo denso, pero al parecer era agua.

En un instante me comencé a sumergir involuntariamente, como presa de una fuerza que me mantenía bajo el agua, me comencé a desesperar porque mi alma tendía a querer respirar, pero internamente una parte de mi sabía que no necesitaba hacerlo pues no me ahogaría jamás en este estado etéreo. Así es que, me calmé y controlé dejándome llevar por la guía del ángel pues, aún lo podía percibir con mis sentidos espirituales, estaba ahí junto a mí. Entonces, ya en serenidad comencé a poner atención a la reacción de mi espíritu en este medio acuoso.

Era agradable poder oír el ruido de las burbujas que se hacían a mí alrededor y luego percibir miles de ellas subir hacia la superficie rozando mi cuerpo espiritual, era como sentir miles de cosquillas. Pero, de pronto me puse en alerta máxima porque comencé a oír el ruido de burbujas más grandes a mí alrededor y el agua se comenzó a agitar más aún y no era por mí, yo permanecía quieta y en total alerta, más aún porque no podía ver nada aún, hasta que oigo un ruido conocido y muy querido, oigo el chillido de delfines que jugueteaban junto a mí, yo no los podía ver a ellos pero, ¡ellos sí me podían ver a mí!

Era fantástico, me emocioné muchísimo al oír sus cantos y silbidos porque me transmitían alegría, ellos jugaban, esto era como un juego ya conocido para ellos y chapoteaban felices.

Por supuesto que los entendí de inmediato, estos maravillosos animalitos podían ver al ángel que me acompañaba en esta aventura y lo celebraban con esos silbidos, juegos y saludos. Me avergoncé y reí mucho a la vez por mi susto y por haberme puesto en guardia al no saber que eran solo mis tan amados delfines. Y, nuevamente mi fascinación y asombro puso fin a esta nueva aventura en segundos. Otra vez de regreso al cuerpo.

Años más tarde, cuando me establecí en una región más al sur en mi país, viví algo muy parecido. Esta vez fue una experiencia muy fuerte y triste para mí.

Fue la mañana del día lunes 26 de noviembre del año 2007, lo recuerdo muy bien. Me acosté a leer. Esta vez estaba leyendo el libro de los mensajes que nos han dado los ángeles que se llama "Pergaminos de Cristal" y que es la recopilación de una parte de los mismos mensajes que subimos a la página que confeccionamos especialmente para ello.

Concentrada en la lectura estaba, mientras frente a mí la televisión, que mantenía encendida pero en silencio pasaban y pasaban imágenes. Había comenzado uno de los matinales de los canales de mi país, así que no le presté mayor importancia, solo me interesaba ver la hora que muestran en él. Pero, comencé a distraerme de la lectura con unas imágenes que fueron pasando en este matinal. Mostraban algo que estaba ocurriendo en el mar del sur de mí país, eran imágenes en directo. Me acerqué y con el "control de mi dedo" le di el audio. Estaban hablando sobre la matanza de ballenas y mostraban imágenes del mar revuelto y ensangrentado por el movimiento, tanto de embarcaciones de cazadores japoneses, como de representantes de Greenpeace. Eran escenas atroces y más aún porque se trataba, según relataban, que era una caza autorizada. Se había autorizado que estos japoneses cazaran 300 ballenas para FINES DE ESTUDIO según justificaron. Me sonreí por pensar en cómo podían pensar estas "bestias" que el mundo les iba a creer y tragarse ese cuento del estudio. Cuanta pena e impotencia sentí en esos precisos instantes, pero confié en la presencia de Greenpeace en el lugar y que algo harían o lograrían ellos. Lloré de impotencia y solo oré a Dios porque se hiciera algo para salvar a estos indefensos animalitos. Me dormí llorando y salí de mi cuerpo otra vez jalada de un brazo. Sentí nuevamente el vuelo vertiginoso, llevada por el poder del espíritu hacia los mares del sur. Sentí al ángel junto a mí y esta vez me dejaron la visión completamente abierta. Nos detuvimos y nos hundimos en el mar cristalino y celeste, hasta cierta profundidad y sentía los movimientos del agua, silbidos y "cantos" de las ballenas.


Mí ángulo de visibilidad era desde bajo el agua. Miré hacia arriba y pude ver el reflejo del sol de la mañana iluminando el agua, los cascos de las embarcaciones que seguían revolviendo las aguas y muy cerca de nosotros la sangre de las ballenas que teñía las aguas cristalinas. Algo muy similar a las imágenes que aquí expongo.


Era impactante ver estas escenas, era una cacería espantosa y el revoltijo del agua que no paraba. Me sentí morir. Comencé a sentir el dolor y la impotencia que sentían esas ballenas, las cuales, ya estaban heridas y cazadas. De ellas provenía la sangre que teñía el mar. Pude SENTIR lo que sentían estos majestuosos animalitos, sentí su dolor, sentí su sufrimiento en mí espíritu y clamé desesperada: ¡ESTÁN SUFRIENDOOO!

Sentí impotencia, quise ayudarlas y solo podía oír sus llantos. Oí también delfines alrededor y las burbujas en el agua. Comencé a hundirme un poco más y de pronto volví al cuerpo físico por lo impactante de la escena. Pero, me lo propuse y volví a salir en el poder del espíritu y esta vez me hundí a más profundidad, el celeste era más oscuro y con un matíz azulado. Sentí la presencia de miles de seres marinos que observaban silentes lo que ocurría en la superficie. Me estremecí muchísimo y desesperada pregunté al ángel que estaba frente a mi:

Paola: ¿Pero... por qué Greenpeace no hace algo más fuerte?

De pronto, oí la respuesta en la voz del ángel. Su mirada era de bondad. Y su tono de voz fue categórico al decir:

Ángel: ¡Greenpeace también está participando en esto!

Paola: ¿Qué? - repliqué con asombro, es que yo no podía creer esto.

Miré desesperada al ángel suplicando su intervención y ayuda. Ahí, me di cuenta de que era el ángel quien me estaba conectando con el sentir de la ballena, me sentí morir, era doloroso sentir su resignación, estos animalitos estaban resignados a morir y eran indefensos a ello. También, pude sentir en ese mismo instante que ahí, en esas profundidades marinas reinaba expectación y silencio, había muchos delfines cerca de nosotros pero estaban quietos, como si obedecieran al ángel a algún llamado de guardar silencio. Fluía respeto allí. Hasta que no aguanté más y mirando al ángel, que estaba esta vez a unos metros de mí le rogué que hiciera algo, que ayudara a estos seres preciosos.

Es que no podía ser esto. Cómo esta organización en la cual confié siempre y a la que alguna vez quise unirme podía estar detrás de todo esto también. Sentí una gran decepción. No podía ser, cómo podían engañar así a tanta gente. El ángel solo cumplía con decir la verdad y ellos sí que no mienten y sí que son obedientes.

Le insistí en que hiciera algo él, que le pidiera a Dios por estos animalitos. Entonces, en ese instante ocurrió algo que sentí venir desde el cielo. El ángel, hizo que yo misma hiciera algo al respecto en petición directa a Dios. Y así lo hice, pedí a Dios con todas mis fuerzas que las ayudara. Al instante, sentí la energía inmensa, sentí un amor inmenso y mucha paz, esto se compartió entre la ballena y yo. Es que no lo podía creer, la ballena ya no sentía nada, ya no sufría y me hacía sentir su paz. Fue hermoso, una de las cosas más preciosas que atesora mi alma. Que inmenso es el amor de Dios.

Han sido varias las oportunidades en que los ángeles me llevaron al mar y pude disfrutar de la compañía de estos amiguitos tan juguetones, los delfines y las ballenas. Han sido experiencias bastante reconfortantes y por supuesto de las cuales me siento muy agradecida al cielo. He comprobado con esto, la profundidad con que nos conoce el cielo y lo condescendiente que es hasta con nuestras más hermosas secretas ilusiones y deseos. Deseos muchas veces concedidos sin haberlos llegado a pedir.

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IRENKO CREA UN CÚMULO DE ESTRELLAS

Debido a mi afición por la astronomía, participé en varios talleres dictados por astrónomos de nuestro país. Por los años 90 visitaba muy a menudo el Instituto de Astronomía de una universidad del norte del país, teniendo libre acceso a su biblioteca y a leer varios de sus libros, entre ellos por ejemplo, "Astronomía para Todos" de Jorge Ianizewsky. y "Observar el Cielo" de David H. Levy que son libros de astronomía muy interesantes y fáciles de entender. Estos, fueron los primeros libros que pude leer del tema.

Así, debido a esta afición y al conocimiento que manejaba sobre astronomía, se me abrieron las puertas a poder trabajar como monitora de astronomía en un observatorio turístico que se inauguraría próntamente en la IV región, específicamente Combarbalá. Este observatorio con su tecnología de punta a nivel turístico y científico, tanto por sus telescopios electrónicos de 16" y 14" como por el nivel de asesoría científica recibida por parte de excelentes profesores y astrónomos del país me permitieron tener una visión ampliada sobre el tema del cosmos. Además, pude tener una percepción más clara de la visión de ciertos astrónomos en relación al tema, de su propia creencia en la existencia de Dios y la posibilidad de vida en otros planetas. Noté - con cierta tristeza para mí- que no todos estos científicos se atrevían a tocar abiertamente estos temas, como si se avergonzaran de hablar de Dios. Pero, me di cuenta también que no era por falta de interés por parte de algunos, sino, más bien por temor a ser ridiculizados en su mismo medio científico, como si para la ciencia fuera un tema tabú, un síntoma de debilidad el hablar de Dios o de un Creador de todo lo que existe, como si fuera una locura tratar de reconciliar ciencia y espiritualidad, pero comprendí a estas personas, pues noté en más de alguno una casi "secreta" real necesidad de respuestas al momento de tocar el tema más en privado. Otros, sencillamente llegaban a un grado admirable de soberbia al creer que la "ciencia humana" era capaz de dar explicación científica a toda la creación.

Por supuesto, también me encontré en el camino con personas de ciencia bastante sensatas y humildes al reconocer que la ciencia en astronomía alcanzaba con mucha suerte a conocer de un cien por ciento del cosmos solo un pequeño porcentaje, tan pequeño como decir, un cinco por ciento.

El trabajar como Monitora de Astronomía a nivel turístico, me permitió utilizar los telescopios en horas fuera de las horas de trabajo y dedicarlas a observar los 360º de nuestra bóveda celeste en el hemisferio sur. Cúmulo estelares, galaxias, estrellas, planetas, lunas, nebulosas y por supuesto nuestra propia estrella, el Sol. Horas y horas de maravillarme alelada en esta contemplación del universo.

Este trabajo lo realicé entre los años 2008 y 2009. Fue entonces, en este período en que pude observar por primera vez a través del ocular del telescopio electrónico una galaxia, ¡mí primera galaxia observada por telescopio!, era la galaxia llamada "El Sombrero", realmente un espectáculo celestial, la maravilla misma. Es que, se me erizó el cuerpo entero, y sentí un nudo en la garganta al punto de tener que contener las lágrimas - no estaba sola y quizás mis compañeros no me comprenderían - y no solo por lo que estaba viendo, sino porque esta visión me refrescó la memoria muy gratamente. Recordé, con tanto cariño un hecho vivenciado años antes, el cual registré en mi cuaderno de notas con todo detalle.

Fue una noche en que me acosté y luego de leer un rato me dormí. Sentí el característico tironcito, como si un imán gigante te jalara, entonces sentí la mano del ángel en mi brazo derecho y comenzamos a elevarnos hacia la profundidad del cielo. En el trayecto, pude ir observando la luminosidad de las estrellas, miles de ellas sobresalían en un profundo fondo azul casi negro y en todas las direcciones en que miraba.

Me dejé llevar en silencio y respeto ya que el ángel no hablaba tampoco. Intuí, que nuevamente me querían mostrar algo fascinante e importante y no lo estropearía con preguntas tontas producto de las ansias de saber, ni tampoco por no controlar mí propio asombro con mis labios - ya me había ocurrido decenas de veces esto del asombro y mi avalancha de preguntas al ángel, y que solo terminaba en el retorno inesperado a mi cuerpo perdiendo así una importante instrucción y enseñaza. Así, tardarían días de espera para una nueva oportunidad, pero eso sí, siempre había una nueva oportunidad para demostrar que habías aprendido (¡aunque seamos muy lentitos para darnos cuenta... Ups!)

En cierto momento nos detuvimos y presté atención a lo que me comenzó a mostrar. El ángel Irenko levantó su hermosa y fluorescente blanca-dorada mano derecha de la que colgaba su túnica turquesa cristalino y haciendo un movimiento suave, lento y ondulante con sus dedos extendidos, como indicando hacia aquel espacio de fondo oscuro y poco poblado de estrellas, para mi asombro, se comienza a formar de la nada detrás y a medida que iba desplazando su mano abierta, un cúmulo inmenso de miles de estrellas - yo no sabía si soportaría tal grado en mi asombro y felicidad de lo que veían los ojos de mi espíritu, solo oraba controlarme lo requerido por el cielo, para no volver a mi cuerpo y perderme esta maravilla - miles y millones de estrellas al unísono reunidas formando un inmenso cúmulo que, a medida que se iba formando se iba como compactando en su centro, estrellas preciosas, blancas, tan blancas como la luz de la chispa de la soldadura, casi como danzando, con precisión y como dotadas de inteligencia propia se iban ubicando desde dentro hacia fuera, hasta en el contorno más alejado de aquel nuevo cúmulo creado, formado de la nada por este maravilloso ángel. Algo muy similar a esta imagen que bajé de la web, el cúmulo globular de esta fotografía.


No pude contener por mucho tiempo el asombro, pero fue la emoción de lo que mis sentidos al ciento por ciento percibían ahí, fuera en el espacio, que el retorno a mi cuerpo fue instantáneo. Al abrir mis ojos, aún con la conciencia y el recuerdo tan nítido no pude contener las lágrimas y así casi a sollozos lo registré en mi cuaderno de notas.

Después de este viaje en esencia, pude ver que mi percepción de cómo se pudo haber formado el cosmos no estaba tan alejada, más bien se reafirmó y cobró total fuerza.

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¿MÚSICA EN LOS ANILLOS DE SATURNO?

Desde pequeña he sido una enamorada del cielo como ya lo escribí antes. Siempre lo contemplaba por horas y horas, a veces, llegando a perder la noción del tiempo en ello. Era entretenido porque, surgían ideas en mi interior tratando de dar alguna explicación a cada objeto que se movía y también a tratar de imaginar y entender nuestra posición como planeta en el espacio. Recuerdo que, me divertía mucho subir de día a la cumbre de algún cerro bajo de la Cordillera de la Costa que en la zona en que vivía alcanzaba una altura de unos 600 msnm, y así lograr una perspectiva más panorámica de la curvatura de la Tierra. Era realmente fascinante para mi cuando lograba esa vista ampliada. Ahí, acostada de guata, podía pasar un buen rato disfrutando de esta panorámica de la curvatura del planeta. Me gustaba hacer esto para lograr percibir cómo era su movimiento, su viaje por el cosmos al pasar las horas y también por el silencio que solo es atravezado por el silbído del viento, esto se disfruta en las alturas, en estas contemplaciones.

Una mañana muy temprano, sentí cómo me desprendía de mi cuerpo físico, con los chasquidos característicos y totalmente en conciencia salí y me comencé a elevar por la habitación muy rápido hacia el cielo, pude ver los primeros rayos de luz del sol, pero seguí elevándome a gran velocidad y siempre subiendo. De pronto, todo se va tornando más oscuro por lo que pude percibir que salíamos del día y de la Tierra. Se veían las estrellas por miles en el fondo del espacio profundo. Seguí desplazándome a gran velocidad, por supuesto que no iba sola pues siempre sentí la compañía inconfundible del ángel que me jalaba del brazo derecho. De pronto, la velocidad fue decreciendo y esto fue un gran alivio para mí pues, frente a nosotros, a muy corta distancia estaba el imponente planeta Saturno, pensé ¡nos estrellamos! Luego me avergoncé ante la presencia del ángel por haber pensado esto.

Un verdadero coloso del cielo pero... qué eran esas rocas que lo rodeaban, - es muy distinto ver en vivo lo que has visto solo por fotografías o telescopio - rocas de diversos tamaños y formas muy irregulares, había hasta una especie de polvillo entre ellas, fue tal la cercanía a la que llegamos que pude sentarme en una de aquellas rocas que era del tamaño de un auto. Me sonreí maravillada al poder estar en ese lugar y además poder palpar esta roca, pero mi asombro fue mayor al notar que, todas estas rocas emitían una melodía casi celestial, como de cristales pero ninguna entre ellas se tocaba. Qué era esto, no lo podía creer, estas rocas conformaban anillos que iban girando alrededor del planeta pero para mi mayor asombro no giraban como la ciencia creía en la Tierra, no, sino que unos anillos de rocas giraban en un sentido y otros en el sentido contrario pero.... ¡NO SE TOCABAN! Ninguna piedra se chocaba con otra piedra, era SINCRONÍA Y ARMONÍA... ¡FABULOSO! Yo estaba sin habla, es que no cabía en mí de ver tanta perfección en esta creación, mi única exclamación fue ¡DIOOOS!


Me reí tanto al pensar ¡¿Quién me lo va a creer?! Pronto regresé a mi cuerpo con el recuerdo nítido de lo visto y oído y al abrir los ojos sin perder tiempo tomé mi cuaderno de notas para evitar quedarme dormida luego y perder u olvidar algún detalle importante de la vivencia. Realmente un regalo precioso que agradeceré eternamente.

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IRENKO INTERVIENE EN MI SUEÑO


Este dibujo que he utilizado pertenece al libro Irenko y la Cuidad de Cristal, de Juan Claudio Pastén. Así, puedo graficar más claramente la forma y dimensiones de Irenko y otros ángeles que han estado hasta el día de hoy guiando nuestros pasos, ya sea en mensajes a través de Juan Claudio como canal, como también de una forma ya más directa y personal como me ha tocado vivir y de lo cual quiero a continuación relatar una experiencia que fue parte de la instrucción del ángel Irenko en esta oportunidad.

El día martes 28 de diciembre del año 2004 desperté al amanecer por frío pues estaba en una carpa pequeña de campamento, cuando desperté fue para abrigarme un poco más y luego acomodarme para seguir durmiendo. Estaba de espaldas y muy cómoda ya, así que fue muy fácil volver a entrar en el sueño, pero no sin dejar de percibir esta vez algo particular y ya conocido para mí, sí, ahí estaba aquella muy agradable sensación de hormigueo y cosquillas en mi entrecejo, una vibración que a medida que iba desprendiéndome de mi cuerpo se agudizaba y sentía con mayor claridad, pero no tuve temor, sabía que era el ángel Irenko y esa confianza y convicción solo permitió que me dejara llevar y querer en esta nueva caricia celestial.

Al salir de mi cuerpo, veo la imagen de una anciana muy frágil y desamparada, al verla así sentí compasión de ella y por la vejez misma. No sabía quién era, solo sentía su desamparo - quizá sea por el gran respeto y cariño que siento por los abuelos así y porque trabajé muchos años con ellos en turismo - seguí observándola. Llevaba mucha carga en ambas manos y nadie la ayudaba, miré a su alrededor y nadie la socorría para alivianar su carga al caminar ya casi encorvada por los años y el cansancio. Entonces, deseé enviarle dos ángeles que la ayudaran, el solo hecho de pensarlo y plasmarlo fue una misma cosa. Así entonces, de la nada surgieron y volaron hacia ella dos pequeños angelitos preciosos que parecían de cuento, dos siluetas etéreas color turquesa transparentes que se situaron a ambos lados de ella y le cargaron de energía su cuerpo y brazos.

Para mi asombro como espectadora, estos angelitos comenzaron a crecer y crecer hiciéndose uno, y se formó un ser de casi tres metros de altura, lo que me hizo tener que mirar hacia arriba pues, se me habían ido acercando y ya estaba a menos de medio metro de mi. ¿La anciana? Ya no estaba, solo estaba Irenko, sí, era este tremendo ángel hermoso parado junto a mí y mi rostro rozaba los pliegues de su suave túnica que era de un color turquesa, el más bello turquesa que he visto, casi cristalino, precioso como el color turquesa de un glaciar.

Me sentí como un llavero a su lado, fue esto gracioso, pero no tan solo para mí, pues sentí en mí pensar su sonrisa, esto fue muy agradable e igualmente fascinante. A estas alturas, la sensación de hormigueo en mi entrecejo ya era demasiado fuerte, esto mezclado con la emoción de lo que estaba viendo y sintiendo, provocaron mi instantáneo retorno al cuerpo y desperté feliz, deseando volver a salirme pero todos mis intentos posteriores esa misma mañana fueron inútiles, estaba muy feliz. Así es que, opté por tomar mi cuaderno.

Continuación...

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